jueves, 28 de marzo de 2013

DIETA ALCALINA y SALUD: ¿cura el cáncer?


DIETA ALCALINA y SALUD: ¿cura el cáncer?


              Cada vez más se leen noticias relacionadas con la Dieta Alcalina y la salud. En esta entrada quisiera adentrarme un poco en el concepto que hay detrás de esta corriente dietética.

    El concepto de dieta alcalina surge a partir de la necesidad de cambiar unos hábitos dietéticos “acidificantes” que se consideran nocivos para la salud y como una posible causa de las principales enfermedades crónicas no transmisibles que azotan a nuestra sociedad, incluyendo el cáncer.

               En esta corriente dietética, lo importante es mantener el pH en el medio celular y extracelular en valores fisiológicos -en un ambiente ligeramente alcalino-, para que nuestro organismo se mantenga sano.

                En mi opinión, el concepto del valor del pH en el que se sustenta esta corriente dietética, si bien es importante para preservar en buen estado nuestra salud, no es el único origen de estas patologías crónicas y tampoco es la dieta alcalina el único remedio.

                 Para mí, las vitaminas, minerales y otras sustancias bioactivas que acompañan a los alimentos son un pilar importante en el concepto de dieta saludable. Como sabemos, los alimentos ricos en estas sustancias saludables son principalmente las verduras y hortalizas, las frutas, frutos secos, semillas y aceites vegetales y los cereales refinados. Como comenté en una entrada anterior, la OMS recomienda el consumo de 5 raciones diarias de verduras y frutas de temporada para preservar y mejorar la salud.

                Curiosamente, “la dieta alcalina” se basa precisamente en introducir más alimentos con efecto alcalinizante para compensar el exceso ácido que la dieta actual produce y que obliga a nuestro organismo a utilizar constantemente mecanismos reguladores para mantener el pH en el rango fisiológico adecuado.

                Estos alimentos alcalinizantes son principalmente verduras, frutas y cereales integrales. Además, se han de reducir el consumo de alimentos acidificantes como son los hidratos de carbono refinados, las carnes y embutidos, los alimentos procesados, etc. Todo esto es la base de una dieta saludable, por lo que en este concepto de dieta alcalina coincide en muchos aspectos con los principales criterios de una dieta saludable.

                El organismo humano dispone de mecanismos reguladores para mantener el pH en un rango de valores adecuado (entre 7,35 y 7,45, que son valores ligeramente alcalinos), pues un valor  fuera del rango indicado pondría en grave riesgo la salud y con cifras menores de 6,8 (acidosis) o mayores de 7,8 (alcalosis) se produciría un desenlace fatal si no se corrigiera a tiempo.

                Los principales mecanismos reguladores son los sistemas amortiguadores, la respiración y los riñones/piel. Si bien estos mecanismos de regulación del pH interno son muy complejos, y sus conceptos fisiopatológicos muy amplios; en las explicaciones habituales de los seguidores de esta corriente dietética se centran principalmente en que para regular este pH se usan sistemas amortiguadores a partir de los minerales extraídos de las reservas orgánicas almacenadas (principalmente Calcio, Magnesio, Potasio y Sodio) que contrarrestan la acidez pero generando un agotamiento de las reservas de estos minerales; y con el tiempo, estos mecanismos pierden eficacia y se genera un ambiente “ligeramente ácido” en las células y en el espacio extracelular que favorece la fisiopatología de muchas de las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta. Para controlar este pH, utilizan la medición con tiras reactivas el pH de la orina (la segunda orina de la mañana) o de la saliva.


NOTA: tener un pH en la orina o saliva que sea ácido o alcalino no quiere decir que en las células y en el líquido extracelular (incluyendo la sangre como reflejo del mismo) tengamos un medio ácido o alcalino, sino que se están utilizando los mecanismos fisiológicos de regulación del equilibrio ácido-base y no necesariamente indica que nuestras células y tejidos estén en un ambiente ácido que predisponga la aparición de la enfermedad. Sin embargo, es bien cierto que el funcionamiento de nuestro metabolismo y en especial de las enzimas que participan en multitud de procesos necesarios, es óptimo a unas condiciones de temperatura y pH adecuadas y que cambios crónicos en el pH afectan a la eficacia de estas enzimas y producen alteraciones fisiológicas. Es por ello que el organismo dispone de los mecanismos reguladores necesarios para mantener el pH en los límites adecuados y fallos en estos sistemas producen alteraciones graves de salud que se manifiestan por acidosis o alcalosis. Estos fallos  requieren de una corrección médica urgente y el problema no suele tener relación directa con los hábitos dietéticos de quienes lo padecen (eliminando ciertos excesos o uso de sustancias tóxicas).
              
              En mi opinión, pienso que se exagera a la hora de explicar que la causalidad de estas enfermedades crónicas es principalmente derivada de una dieta ácida y una consecuencia de causar de modo habitual ambientes celulares y extracelulares ácidos que dañan el funcionamiento normal de la célula y favorecen el desarrollo de microorganismos y/o de células cancerígenas que se desenvuelven mejor en medios ácidos y, según postulan algunos de sus seguidores, no lo harían en medios alcalinos. Algunos  llegan a decir que la cura del cáncer sería muy sencilla, simplemente con una dieta alcalina que permita recuperar el pH adecuado en nuestras células y tejidos.

            En internet descubriréis muchas páginas y videos en donde hablan de la cura del cáncer con una dieta alcalina, o mediante el uso de bicarbonato sódico; especialmente el de un médico italiano (un oncólogo llamado Tullio Simoncini, a quien al parecer le han retirado la titulación de médico) que dice haber curado casos de cáncer inyectando bicarbonato sódico en ciertos tumores y que ha postulado que la causa del cáncer es un hongo, la Cándida albicans.
                
Por desgracia, en este mundo de la salud se mueven muchos intereses, especialmente el económico, que están detrás de industrias que podrían boicotear muchos tratamientos, pero que también están detrás de muchos “visionarios” que hacen uso del ataque a esta realidad económica de una parte de la industria farmacéutica para postular que sus “investigaciones” son “las verdaderas” pero que la industria quiere silenciarla porque no suponen nuevos fármacos que enriquezcan a unos pocos.

                Yo puedo estar de acuerdo en que para una parte de la industria farmacéutica pueda ser más interesante mantener enfermos crónicos que curarlos, pues eso supone usar medicamentos a diario que engordan sus cuentas de resultados. Pero ello no quiere decir que porque esto sea así, signifique que con el uso de bicarbonato sódico se cure el cáncer o bien que la causa sea un hongo. Ojalá fuese así de sencillo. Estoy seguro que entonces muchas madres y seres queridos de médicos (oncólogos y no oncólogos) no habrían fallecido de cáncer.

Mi recomendación es que seguir una dieta equilibrada también debe incluir un criterio de control del pH pues aunque el equilibrio ácido-base es un mecanismo fisiológico que permite regular y mantener la homeostasis para el correcto funcionamiento de nuestro organismo (al igual que se regula la temperatura corporal y los niveles de multitud de sustancias), debemos evitar que nuestro organismo tenga que hacer un uso habitual y excesivo de estos mecanismos reguladores poniéndoselo más fácil o menos difícil, como lo queramos ver. Viene a ser como el dicho que más vale prevenir que curar, si no contribuimos a generar ambientes muy acidificantes no tendrá que utilizar estos mecanismos reguladores en exceso.

 Pero sólo es un pequeño factor a tener en cuenta, lo importante es realizar una dieta equilibrada en macro y micronutrientes, realizar actividad física adecuada y evitar castigar a nuestro organismo con el uso y exposición a tóxicos o al estrés psíquico y físico. Por tanto, si bien el concepto de control del pH es poco  conocido, deberíamos empezar a tenerlo en cuenta como un factor más a controlar, pero en mi opinión, no como la causa principal de estas dolencias crónicas que azotan a nuestra sociedad.

La dieta y el cáncer están relacionados, para lo bueno y para lo malo; debemos hacer especial hincapié en la prevención como la principal herramienta para disfrutar de una adecuada calidad de vida, actual y futura.

Cuando el cáncer ya apareció, la dieta se debe convertir en una herramienta terapéutica más que debe ser evaluada por su médico y oncólogo para adaptarla a tus necesidades y haciéndote partícipe de tu tratamiento. Sin duda una dieta adecuada favorecerá una mejor evolución; al igual que disminuir la exposición a tóxicos, realizar actividad física adecuada y mantener un adecuado afrontamiento psicológico ante esta enfermedad. Debemos favorecer la lucha dotando de herramientas a nuestro organismo para frenar o acabar con la enfermedad. Esta batalla se debe hacer desde muchos frentes, incluyendo la quimioterapia y radioterapia, que aunque generan muchas víctimas colaterales pueden suponer el punto de inflexión en la guerra. Creo que confiar en tu oncólogo y afrontar un tratamiento multidisciplinar que además de la cirugía, quimioterapia y/o radioterapia aborde aspectos de apoyo psicológico, dietético y de estilo de vida.

Sea como fuere, está demostrado que el consumo habitual de los alimentos que coinciden con los alcalinizantes, como son las verduras y frutas, ayudan a preservar y mejorar la salud, ya sea por su aporte mineral, de vitaminas, fibras y otros fitoquímicos, como por su efecto alcalinizante (esto último no está evidenciado suficientemente). Una vida más sana depende de muchos factores, y actualmente no hay dudas de que estos alimentos te ayudarán a mejorar tu salud, aunque la base científica no ofrezca una sólida evidencia y justificación. Para mí, una dieta óptima podría también tener en cuenta el adecuado balance ácido-alcalino como un factor más sobre el que interactuar, si bien no hay ninguna evidencia científica que demuestre que la relación entre una dieta ácida y la aparición de enfermedad. Se trata más de hacer hincapié en el consumo de frutas y verduras frescas de temporada (que coincide con los alimentos alcalinizantes) y evitar el abuso de carnes, embutidos, quesos, azúcares refinados, etc (que coinciden con los alimentos acidificantes)  pero manteniendo un adecuado equilibrio en macro y micronutrientes, así como en el aporte de fitoquímicos.

En resumen, la dieta alcalina no tiene base ni fundamento científico evidenciado pero como recomienda más verduras y frutas frente a menos carnes, grasas saturadas y azúcares refinados, pues coincide en aspectos generales con lo que hay que hacer en una dieta saludable, pero sin la necesidad de tener que estar pendiente del pH de la orina o de la saliva.

En cuanto a su relación con el cáncer, se basan en que en modelos de laboratorio aislados, las células se desenvuelven bien en un ambiente ácido mientras que no lo hacen en un ambiente alcalino. Esto no es equiparable a un organismo humano. Podéis leer más en el siguiente enlace:



-  http://preventcancer.aicr.org/site/News2?page=NewsArticle&id=13441



1 comentario:

  1. Considero que la dieta alcalina es un excelente complemento para la alimentación diaria, pues ayuda a que nuestro organismo esté limpio y así se pueden prevenir enfermedades.

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