Aunque
creo que detrás de cada cosa no hay sólo un porqué sino muchos, sí hay motivos
principales y otros más secundarios en la causalidad o “porqués” de las cosas.
En
mi experiencia clínica como médico, en la que atendí un importante número de
pacientes con sobrepeso y obesidad, pude observar como una de las claves del
éxito en el logro de los objetivos planteados eran la motivación y su refuerzo; pues, la tendencia al abandono,
es la tónica habitual en la mayoría de quienes inician o reinician lo que
conocemos como un programa o método
de adelgazamiento.
Para
que la motivación sea alta, la accesibilidad
y la facilidad del método son una de las principales claves del éxito
junto a la velocidad inicial en el
logro de una gratificante pérdida de peso y volumen, pero sin que de
ello resulte un riesgo para la salud.
En
esto, el Método Dukan creo
que es el que mejor ha abordado este aspecto tan importante; y aunque yo no soy
partidario de su método y de su completo seguimiento, no puedo negar que,
experimentando su método y su repercusión social, he de reconocerle aspecto
positivos en la velocidad de pérdida de peso inicial que actúa como papel
motivador y que afianza mi pensamiento acerca de que nos guiamos por la ley del mínimo esfuerzo, esto es,
conseguir lo máximo con lo mínimo.
Por
mucho que a mis pacientes les decía y daba por escrito que lo sano es adelgazar entre unos 500 y 1.000 gramos por semana
(dependiendo de muchos factores, entre ellos el grado y tipo de obesidad, el
perfil de ingesta o el ser mujer o varón); y que este rango se considera un buen ritmo de adelgazamiento; lo cierto
era, que lo verdaderamente motivador es cuando se sobrepasa lo que se considera
sano, y en vez de 4 kilos al mes se pierden 8 o, ¿por qué no?, 10 kilos. Por
desgracia es difícil convencer que la mejor opción es ir lento pero seguro,
nutriéndose adecuadamente y perdiendo peso poco a poco, para mantener los
logros alcanzados y evitar el efecto rebote conocido como efecto yo-yo.
Por
lo tanto, la consecución rápida de
objetivos es un factor clave para fortalecer el seguimiento del método. Si
prescindimos del placer de comer lo que nos apetece y estamos acostumbrados y no
obtenemos resultados satisfactorios; el riesgo de abandono es muy alto excepto
que haya una alta motivación, confianza y seguimiento por parte del dietista o
médico que le guía.
Entre
los factores altamente motivadores se encuentra el del miedo a la enfermedad, especialmente cuando esta aparece y pone en
riesgo la salud o calidad de vida de quien la sufre. En estos casos, la
motivación para abandonar hábitos inadecuados es reforzada por el miedo a la
enfermedad o a depender de un tratamiento medicamentoso crónico, o simplemente
derivado de un dolor cada vez más intenso como el que sucede en obesos con
problemas degenerativos en las rodillas que le causan un dolor que mejora
significativamente o desaparece al bajar de peso, o con la mejora de las cifras
de glucemia en diabéticos que evitan que necesiten de tratamiento con insulina,
o la mejoría de las cifras del colesterol o de tensión arterial que también
mejoran significativamente con una dieta adecuada, la pérdida de peso y la
práctica regular de actividad o ejercicio físico.
Sea
como fuere, la MOTIVACIÓN es la clave en el inicio y mantenimiento del plan
dietético, tanto durante la fase de adelgazamiento como de la de conservación
del peso obtenido.
Sin
embargo no podría dejar de lado un aspecto que, en mi faceta de médico, me
obliga a hacer especial hincapié; y es el principio del “Primum non nocere” –lo
primero no hacer daño-, que siempre he tenido muy presente en toda mi actividad
como médico. Es por ello, que entre los principales objetivos de este plan, se
encuentre el velar por la salud de
quienes lo desarrollan no sólo con el objetivo de no hacer daño, sino con el
objetivo de que a través de la dieta que sigan puedan mejorar su salud futura
acercándole a ese concepto de nutrición
óptima en la que a través de la alimentación pueda disminuir los
riesgos de las patologías crónicas no infecciosas más frecuentes en nuestra
sociedad.
Educar y motivar para reducir peso y silueta preservando
y mejorando su calidad de vida a través de la alimentación son los principales objetivos de este
método que espero pueda ayudarle a disfrutar de una vida más saludable.
No
dejaremos de lado algo tan importante como la práctica regular y adecuada de actividad física, ejercicio o deporte,
así como la corrección de los
principales factores de riesgo, en especial de algunos como el alcoholismo
y el tabaquismo que son los más frecuentes en nuestra Sociedad.
Dentro
de los programas que desarrollé en la práctica clínica estaban aquellos
dirigidos a la deshabituación tabáquica, y siempre que tenía oportunidad,
dedicaba un minuto a aconsejar el abandono de este hábito o al menos ir
concienciando a mis pacientes del abandono o reducción de este hábito.
Aprovechando
que hablo del tabaquismo, quisiera introducir el concepto de NEGOCIACIÓN y que considero
muy importante. En la toma de decisiones hay que negociar y buscar un
equilibrio que permita llevar a buen fin las decisiones. Si lo que buscamos es
que se abandone el hábito de fumar, podemos ir negociando el cumplimiento de
objetivos menores, como es el de reducir a la mitad el número medio de
cigarrillos fumado antes de tomar la decisión de abandonar el hábito por
completo.
“Más Vida Más Sana” es uno de los eslóganes que quiero
inculcar en aquellos que quieran leerme y participar en mi plan de una vida más
sana. Si un paciente mío de fumar 40 o más cigarrillos al día, pasa a fumar 10
cigarrillos, yo eso lo considero un éxito y su estado de riesgo es menor que
antes por lo que su vida es más sana, o en este ejemplo podíamos verlo como
menos perjudicial, pero para mí un éxito parcial. En el caso de la obesidad,
puede que no alcance un IMC de 25 o menos, pero si de uno de 35, consigue bajar
a 28, yo lo considero un logro importante en su calidad de vida que será más
sana. En algunas personalidades no valen decisiones a medias y la motivación y
refuerzo sólo funcionan con todo o nada; esto es, o deja de fumar (o beber
alcohol) por completo o no es capaz de reducir su consumo. En estos casos la
negociación ha de llevarse en términos de todo o nada, precisando de razones de
peso que justifiquen y refuercen la toma de decisiones y requieren de una
fuerte motivación.
.
Me explico con un
ejemplo: si un
paciente fuma 40 cigarrillos de media al día, como médico debo intentar que
abandone el hábito por completo, pero si observo que lo ve imposible o no está
suficientemente motivado; planteo una opción intermedia que es convencerlo de
que al menos reduzca el consumo a 20 cigarrillos al día. Un éxito menor, pero
mucho mejor que seguir con el hábito de los 40 cigarrillos diarios. Una vez
haya conseguido esa meta de los 20 cigarrillos, se sienta mejor y su percepción
sobre la importancia de abandonarlo del todo sea más fuerte; podremos abordar
otro nuevo objetivo -2º- con la reducción a 10 cigarrillos al día y
posteriormente otro nuevo ataque para vencer al tabaquismo y abandonar el
hábito. Tras ello, se debe mantener un seguimiento que refuerce la motivación
para que no haya recaídas, pues el índice de recaídas es alto en los primeros meses
y años de abandono, debiendo concienciar bien de ello a aquellos a quienes se
presta ayuda o apoyo para deshabituarse de este importante factor de riesgo.
Ahora
viene la buena noticia, es más sencillo adelgazar que dejar el alcohol o el
tabaco, pues un momento de debilidad en el caso del alcoholismo o el tabaquismo
u otras drogas suponen con una alta probabilidad volver al mismo estado en el
que comenzaron antes de esforzarse y sufrir por haber conseguido la
deshabituación. Sin embargo, un atracón o un banquete no suponen más que un bache
en la consecución de los objetivos y logros planteados e incluso se pueden
analizar para reforzar la conducta y aprender de los errores así como planear
para compensar los atracones que no podamos o queramos evitar como por ejemplo
asistir a una boda, etc.
A
nadie se le ocurre que pueda tener éxito un programa de deshabituación
tabáquica o alcohólica que pueda permitir mantener el hábito durante 3 semanas
al mes y abandonarlo por completo 1 semana cada mes y/o 1 día de cada semana.
En el DIET PLAN 8, uno de los
8 puntos que tiene el plan habla de afrontar el régimen de adelgazamiento o su
mantenimiento mediante las MINI-DIETAS
y los Días “SIN” que explicaré
con profundidad en el desarrollo del Diet Plan 8, pero que se fundamenta en que
el esfuerzo dietético en vez de mantenerlo durante muchas semanas o meses, se
puede hacer mediante esfuerzos puntuales o de periodos cortos –normalmente serán
semanas enteras, fines de semanas o de lunes a viernes dependiendo de cómo se
ajuste mejor a cada una de quienes lo lleven a cabo- y manteniendo un día
especial –día “SIN”- en el que se indicarán unos criterios personalizados según
sea el perfil de cada uno.
El Diet Plan 8 es un plan dietético
y de práctica de actividad física para obtener una vida más sana, mediante un
planteamiento variado y variable en cada individuo para facilitar su
seguimiento y conseguir el objetivo final:
más vida sana.
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